lunes, 21 de octubre de 2013

Y bailar.

"20 años no son nada",
me susurra mientras atravesamos 
el paso de cebra
chocando con una de esas señoras tan descaradas
que adivina en una mirada el número de manos que te han tocado.
Yo sonrío,
le beso con los ojos
y le muerdo con la sonrisa.
Me pierdo en sus palabras
autoconvenciéndome de todo lo que me queda
por bailar con la vida.
Y entonces pienso 
que si es a su lado se me van a quedar cortos 
todos los tangos de Gardel.

miércoles, 9 de octubre de 2013

Primer domingo de otoño.

Llueve
y el otoño da la bienvenida a octubre 
con un suelo cubierto de hojas
que inevitablemente hablan de nosotros 
en cualquier ciudad.
Posiblemente solo seamos el verso perdido
de un poema de amor de Sabines
o de la libreta expectante y soñadora
de algún joven poeta,
o del idiota de aquel rocanrol de Sabina.
No dejemos nunca que los tejados pregunten por nosotros,
por nuestra forma de alimentar al tedio
al no desnudarnos a besos en cada charco,
al no regalar caricias al banco del parque,
aquel cubierto de miles de promesas sin cumplir.

Pero por si al final,
nunca llegamos a existir,
sonríe ahora
y deja que cada primer domingo de otoño
te recuerde
que desde que te conocí
solo pude vivir en ciudades donde creciesen palmeras.

martes, 17 de septiembre de 2013

Las estaciones.


El invierno tiene a febrero
y a Cupido de mecenas.
Caricias desnudas debajo de una manta
y tu sonrisa.

La primavera es como Madrid,
pone cachondas a todas las flores
y aunque no tiene mar
tiene a abril
- hasta que tú se lo robaste –.

El verano es el guapo de la clase,
y esa luna a la que todos aúllan 
pero nadie se atreve a querer
por si termina
o por si dura demasiado.

Al otoño le pesa ser feliz,
vive a ras de suelo
y normal
si su noviembre,
siempre es triste.

Aunque para mi,
lo más bonito
de las estaciones
siempre fue verlas pasar contigo.

jueves, 12 de septiembre de 2013

Pasiones agotadas.


Pensé que era amor
al reconocer tus pasos en cada calle de Madrid.
Al recorrer cada bar donde respirabas,
al volar en cada jaula que te daba la libertad.
Y pese a tus dedos
me fallaron las alas,
y acaricié el suelo con la lengua
cuando mi corazón empezó a preferir un cigarro
antes que tu boca.
Cuando el fuego de mi zippo,
brillaba más que tú. 

sábado, 7 de septiembre de 2013

Microrealidad.



Y vuelves a reflejarte en el espejo de tu ventana,
rímel corrido,
ojos brillantes.
Mientras,
Madrid y su noche,
a tus pies,
confundido,
parece susurrarte:
“Vuelves a parecer la chica más triste de toda la ciudad..”

jueves, 5 de septiembre de 2013

Romanticismo de un rato.


Venecia solo existía entre sus piernas
y a París se le habían fundido los plomos.
En su cama ya solo cabía la sombra de un recuerdo,
que cada noche la empujaba fuera de las sábanas.

Madrid era su único amante y nunca la abrazaba.

martes, 3 de septiembre de 2013

Números rojos.


Hoy me he levantado pensando en lo difícil que hago que resulte mi vida.
En mi forma de negarme a todo lo cordialmente establecido.

Que no te cases ni te embarques a no ser que sea martes.
Que al que madruga
le dan mucho por culo porque tiene más sueño.
Que si puedes dejar para mañana lo que tenías que hacer hoy,
mejor, con calma.

Y claro, como no, acabaste pasando tú por mi vida.
Y el héroe de barrio,
el Romeo idealizado en la distancia,
el tierno cantautor,
el bombero exótico,
el neurótico imputado..
En fin.

Como me dijo hace poco una amiga:
“Podrías escribir parte de la historia con tu vida sentimental/sexual”.
Y lo peor de todo, ni 20 años, aún.
Y entonces pienso en Andrés y su
“no crees que te han tocado mucho para tus 20 años,
tu Romeo no llega porque no existe”.
Y a mi me tienta cruzar de acera,
o saltar de ella en rojo y mandar todo a la mierda.

Y lo peor de todo no sé si es que ya es septiembre
o que suena a un nuevo principio con sabor a final abierto.

Y joder, encima pienso que quiero abrazarte.
Y me cago en la puta por pensar que te quería.
Y que menos mal que no te lo dije
porque esta vez era cierto.

Y al final menos lobos y más perros.

Y pienso que debo dejar de sumar cuerpos,
que al final con tanto polvo
se me han quedado los abrazos en números rojos.